1919 – Museo de Arte, Filadelfia
Análisis formal
Es una obra clave en las investigaciones de Leger sobre la relación de la realidad con la superficie pintada. Controla el aspecto escultórico de su pintura a través de la rigidez arquitectónica. Prácticamente, sus figuras son bidimensionales, en la cual utiliza el cubismo sintético para conseguir todo tipo de variaciones ilusionistas. Los colores utilizados son colores puros, uniformes y claramente delimitados, sin mezclas ni difuminaciones. Tanto las figuras humanas como los edificios y diversas construcciones arquitectónicas se ven fusionados, como si se adaptasen entre sí sacándole toda clase de naturalidad. Los planos se disponen de forma equilibrada y las composiciones se organizan por zonas bien definidas. Con esta obra, intentó plasmar la industrialización y cómo cambiaba la ciudad con la invasión de las máquinas.
Análisis iconográfico
Anterior a su obra, Leger realizó el servicio militar y se maravilló por las maquinarias, lo cual le brindaba las posibilidades visuales que reflejaban la modernidad. Encaminándose hacia esa tendencia, hace uso de las formas cilíndricas y geométricas para idear un mundo mecanizado. A diferencia de los futuristas, no venera a las máquinas, sino desea reconciliar sus formas metálicas y regulares con las formas orgánicas, para construir una visión humanista. En “La ciudad” refleja cómo el mundo se está poblando de la tecnología, ofreciendo un paisaje nuevo de moles cuadradas y corpulentas, distribuidas en diversas zonas y obstruyendo el paso. Él pintaba a las maquinarias con la intención de reflejar el pensamiento de su época, el sentir de un lugar, lo cual contribuyó a que creara la “estética de la máquina”.